miércoles, 30 de junio de 2010

LA SEXUALIDAD ES INCONSCIENTE

La sexualidad es un concepto novedoso, si consideramos que la teoría sexual que dice cómo amamos y deseamos se formuló hace cien años. Antiguamente se confundía lo sexual con lo genital, se pensaba que los niños no tenían sexualidad, se creía que era algo que acontecía durante unos años de la vida y que después desaparecía.

Lo sexual se veía y vivía con vergüenza, pudor o repugnancia.

Y eran los modelos ideológicos los que decían qué estaba bien y qué no; cómo había que amarse y en qué momento o de qué manera. Modelos ideológicos, transmitidos por el Estado, la familia y la universidad.

Modelos de los que no podemos escapar, como tampoco se puede negar el poder de la especie, algo muy superior al sujeto, ya que la especie impone la reproducción para perpetuarse, no importándole de qué manera o qué le ocurre a los sujetos en ese proceso. En 1905, el doctor Sigmund Freud, escribió Tres ensayos para una Teoría Sexual. Abrió preguntas y articuló conceptos que el hombre llevaba preguntándose desde que existe la escritura.

Al descubrirse, al producirse el concepto Inconsciente (ese lugar donde verdaderamente pensamos), al articularse una teoría de los procesos humanos, es decir de los celos, la envidia, el miedo, las ambiciones, el asco, las inhibiciones, pero también de la creación, del deseo, del amor, al descubrirse el Inconsciente, sabemos cómo es la sexualidad del hombre, de la mujer. Antes se padecía, no se conocía, se padecía la ignorancia o la enfermedad, la locura o el envejecimiento prematuro, la impotencia o el "mal de amor".

El odio es más primitivo, que el amor. No hay amor sin deseo, es decir hay un amor que es propio y singular de aquellos sujetos que sean capaces de producirlo para ellos, pero no es algo natural, es un trabajo que no acontece sin la Interpretación Psicoanalítica. Sólo aquellos sujetos que se psicoanalizan pueden conocer un amor con deseo. El otro tipo de amor, el de la especie, no es un sentimiento del sujeto psíquico, ni del sujeto social, sino que es un sentimiento de la especie, que le impone a los humanos que se amen, para la reproducción. Ser padre o madre es una función, nos dice el

Psicoanálisis, no es necesario tener hijos para ser padres, así como hay quien tiene hijos y no puede desempeñar esa función. Por ello que los huérfanos pueden crecer, al igual que los ciegos pueden ver, porque no es con los ojos que se ve. Lo que no significa que los ojos no sirvan, ya que gracias a ellos acomodamos, amortiguamos la realidad, pero debemos saber que los órganos de la percepción son engañosos. Se trata de la mirada, no de la visión, por eso tenemos la sensación de que el sol se mueve, gira alrededor de la tierra, cuando en realidad es la tierra la que gira alrededor del sol, pero nuestros órganos de la visión nos informan de esa sensación ilusoria. Ilusoria no verdadera, ya que es la pulsión la que habita el ojo, la mirada es el objeto de la pulsión escópica. Es la función de la mirada como pulsional la que crea la vista.

Las cosas nunca son lo que parecen. Son las palabras las que nombran las situaciones sexuales y no al revés.

Entonces sólo podemos conocer nuestra sexualidad, si nos psicoanalizamos es decir, si podemos hablar de las fantasías, las inhibiciones, la vida cotidiana en general, hablar con un profesional, que no juzgará, no se meterá en la vida del sujeto, no dirá cómo debemos pensar, sino que la interpretación (que no tiene dueño) en realidad nos puntuará cómo nos relacionamos con nuestros semejantes.

La sexualidad es inconsciente, la posibilidad de gozar se puede construir en cada sujeto, que además es diferente en cada caso, aunque todos deseamos las mismas cosas, nos diferenciamos en la manera de renunciar, de poner en escena, de llevar adelante nuestros deseos.

El Inconsciente está estructurado como un lenguaje y la sexualidad tiene esa amplitud. El Inconsciente no maneja el tiempo del amor y el tiempo del odio como separados, sino que en un tiempo futuro anterior, permite construir, lo que será en lo que está siendo.

Campo de fuerzas el de la sexualidad, que es posible gracias a la transferencia, esa puesta en acto de la realidad del inconsciente.

Realidad que es en todos los casos sexual.

El partenaire sexual, desempeña en todos los casos, como objeto a, como objeto causa de deseos, una situación especular en la que un amante no se desnuda frente a otro, sino frente a sí mismo.

Juego de pasiones en todos los casos significantes, es decir, son las palabras las que seducen y son los significantes los que copulan, el cuerpo entra en escena porque es pulsional, agujeros que conforman el cuerpo, que lo constituyen, haciendo que el amor sea un límite del narcisismo.

sábado, 26 de junio de 2010

LAS 2001 NOCHES - CICLO POETICO-MUSICAL

"Si es posible el poema es posible la vida"
Miguel Oscar Menassa

Apoyamos su candidatura a Premio Nobel de Literatura 2010

LAS 2001 NOCHES
CICLO POÉTICO-MUSICAL
en LA FORJA Café Cultural
Bacacay 2414 Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Coordinan los poetas y psicoanalistas:
LUCIA SERRANO y JORGE MONTIRONI



Te esperamos el domingo 27 de Junio a las 18 hs.

Presentaremos la revista virtual de Poesía, Aforismos y Frescores:
LAS 2001 NOCHES dirigida por el Dr. Miguel O. Menassa



- MICRÓFONO ABIERTO-

INFORMES: Tel./fax: 4749-6127 y 4903-7853
luciaserrano@las2001noches.com jorge_montironi@hotmail.com

ACERCA DE LA DIFUSION Y TRANSMISION DEL PSICOANALISIS

Hoy cumplo 69 años y cuando cumplo años escribo algún poema, alguna tontería. Hoy no tengo ganas de escribir nada.
Siento la necesidad de tener que elegir cómo quiero vivir mi tercera edad.
Según los ejemplos que tengo (mi abuelo Antonio, Bajarlía, Borges, Leopoldo de Luis, Rafael Alberti), mi tercera edad puede prolongarse de los 69 a los 99 años.
Es decir, tengo que poder planificar, al menos, 30 años o me obligarán a vivir una vejez mediocre, contando el dinero que no se tiene, sin ilusiones y dispuesto a morir.
A mí me gustaría seguir cumpliendo con mis obligaciones hasta el día de mi muerte, se trate de dinero, de sexo o de poesía.
El dinero, ganarlo o hacerlo ganar es lo mismo. El sexo, gozar o ver gozar es lo mismo. Y en cuanto a la poesía, escribir o leer lo que otros escriben es lo mismo.
El entusiasmo es lo que permite una prolongada tercera edad.
Lo que me cura y lo que me hace vivir más años, no son las cosas que hago sino el entusiasmo puesto en el quehacer.
Lo que no he perdido con los años es la pasión: por el trabajo, por las realizaciones, jugar al billar, estudiar, escribir, amar intensamente a una mujer, luchar contra la injusticia, contra la pobreza.
Los juegos de azar, aún me enloquecen como en mi juventud.
Y me enaltezco de haber tenido a mi lado en todas mis edades camaradas, hombres, mujeres que, más allá de las relaciones que tuviéramos, estábamos de acuerdo con algunas ideas, algunos conceptos.
No fueron siempre los mismos, pero siempre he tenido camaradas.
En el momento actual, hombres, mujeres (más mujeres que hombres), capacitados para dirigir con acierto la materialización de casi todos mis deseos juveniles.
. Editorial Grupo Cero.
. Escuela de Psicoanálisis
. Escuela de Poesía
. Talleres de Pintura
. Producciones cinematográficas (naciendo)
. Gestión emocional
. Medicina psicosomática
. Discográfica
Antes de morir me gustaría poder hacer que alguien o algunos, pusieran gran parte de sus fuerzas en difundir y transmitir el psicoanálisis.
No quiero (es una negación) entrar en complicaciones y adelanto que soy experto en el estudio de las estructuras complejas.
Trabajar de psicoanalista no tiene nada que ver con la difusión y la transmisión del psicoanálisis.
Cualquier médico, cualquier psicólogo, por haber cursado sus estudios con eficacia, están autorizados y, también por el Rey, a trabajar como médicos, como psicólogos. Curarán a muchas personas y salvarán vidas, cambiarán destinos, pero todo eso no tiene nada que ver con la difusión y transmisión del psicoanálisis.
Cada vez que alguien se ponga en la posición de maestro (de transmisor) sin estar convenientemente preparado. Y ni siquiera autorizado, se queda sin trabajo.
Los alumnos crecen, y los pacientes pagan para estar algo tranquilos. Un falso maestro no sabe escuchar y, además, en su falsedad, nunca estudia mucho y, encima, sin entusiasmo.
Por eso es que le cuesta mucho trabajo quedarse quieto o callado. Habla demasiado, siempre de sí mismo porque no tiene conocimiento de nada, entonces, habla de su infancia, de su madre, su padre, de un amigo de la madre, su mujer, su hombre actual, y el verdadero delito es, que pretende que toda esa porquería sirva como ejemplo de la teoría que, en realidad, desconoce.
Saber escuchar es fundamental, pero no se escucha con la oreja sino con el conocimiento, con el saber.
El falso (ahora) psicoanalista; se sabe de memoria miles de historias del paciente y de los familiares y es entonces cuando siente haber descubierto algo y comienza, primero a aconsejar a los pacientes en todos los rubros. Con el tiempo, el consejo se transforma en orden, en imposición. Él (por falta de psicoanálisis personal), cree que vive por encima de todas las cuestiones en plena libertad y ambiciona que todo el mundo, también sus clientes, paguen por eso.
También se queda sin trabajo, la mayoría se hacen periodistas, críticos de arte, de cine, o comentaristas de fútbol.
Los falsos maestros, los falsos cuidadores de la salud, son los más apasionados enemigos del psicoanálisis. No pudieron hacerse con el psicoanálisis, no pudieron dominar con sus neurosis el conocimiento psicoanalítico. Las uvas no están verdes, pero para casi todos fueron inalcanzables. Y no precisamente por la distancia, porque las uvas no están al alcance de ninguna mano y ninguna escalera. Las uvas están al alcance de las ideas, del conocimiento, del saber.
De la producción artística, de eso me gustaría hablar.
En todo proceso de creación se ve con facilidad que la creación (la producción en el arte en general), le debe en la misma proporción a su conciencia (manera de pensar estudios, técnicas, métodos, ideologías, racionalizaciones, etc) y al inconsciente (saber, fuerza creadora, capacidad de innovar y, sobre todo, al deseo que me lleva a realizar la obra).
Por lo tanto la formación en cualquier disciplina debería pensarse sobre dos carriles:
1.- El conocimiento: la universidad, los seminarios, lecturas grupales de la teoría.
2.- El saber inconsciente: Comienza a estructurarse como útil en el psicoanálisis personal del candidato. Y se consolida en el espacio de la supervisión y en los grupos de trabajo sobre la Clínica Psicoanalítica y su relación con los grupos, la familia, con la Medicina , con la Educación.
Cada conocimiento tiene su camino, su tiempo cronológico. Y hasta se puede alardear de tener un conocimiento sin perderlo.
El saber no tiene ningún camino y puede acontecer en el sujeto de un día para otro y actúa sobre la realidad (fuera cual fuera) transformándola de manera inconsciente para el sujeto.
El saber no se puede utilizar, ni poseer. Cuando se alardea del saber se pierde.
En el campo del cual hablo, la formación de psicoanalistas, el conocimiento puede construirlo el candidato.
El saber, en cambio, se construye en el psicoanálisis personal, las supervisiones, los tiempos clínicos, los encuentros con los colegas, sin querer convencer a nadie de nada y soportar con alegría que existan vidas y pensamientos diferentes a los míos.
El saber es comunitario y no se puede leer en lo que el sujeto dice, se ve en el trabajo terminado, en la obra construida, en los amores, en las amistades, en la forma de relacionarse con menores, iguales y mayores.
El conocimiento universitario nos coloca en el campo de la clínica y de la investigación, pero es tarea del saber inconsciente, saber cuando comenzar, cuando señalar, cuando interpretar y cuando terminar.
Valores que si no están firmemente construidos en el sujeto, hacen imposible el psicoanálisis, su práctica y, sin exagerar, la psicoterapia.
Tengo 69 años, y ya he comprendido que no se puede andar por ahí curando a los incurables que desprecian la cultura, la ciencia en general y creen que la realidad reside en su pobre cabecita atormentada.
Pero eso no es lo que me preocupa, lo que me preocupa es que si alguien me pide que lo forme, que le transmita algo de mi saber, diré siempre que sí a esa propuesta al menos hasta el día de mi muerte.
Después, claro está, la muerte no sirve para nada y no posibilita ninguna enseñanza.
Estos pensamientos son los que me llevan a comenzar un Seminario de Supervisión Clínica en Psicoanálisis abierto a todo el mundo pero pensado sobre los más jóvenes trabajadores de la Institución.
Y de lo que se trata es de enterarles de los caminos, los obstáculos, saber distinguir los obstáculos materiales de los imaginarios, y no se trata de que sigan ningún camino en especial, sino que tomen conciencia e inconsciencia de la existencia de otros caminos diferentes al suyo.

Miguel Oscar Menassa
Candidato al Premio Nobel de Literatura 2010

jueves, 24 de junio de 2010

LO INCONSCIENTE Y LA CONSCIENCIA - LA REALIDAD

Toda disciplina científica, aunque no se lo proponga, una vez propuesta como disciplina científica en el medio social, interviene en otras disciplinas transformando las ideologías y las filosofías que conciben las prácticas.
El practicante del psicoanálisis practicará dos modos: sobre otros y sobre sí mismo. Cuando se aisla la práctica técnica de esos dos soportes, es decir, el soporte teórico y el soporte del análisis individual, encontramos todos los desvíos de la práctica contemporánea del psicoanálisis; se fijan consejos, se dogmatizan las articulaciones y el fundamento de esa práctica deja de ser, entonces, la teoría psicoanalítica para pasar a ser los modelos ideológicos del Estado, que son los que rigen la producción de sentido en las corporaciones psicoanáliticas.
Así como el deseo inconsciente pierde consistencia, es decir no existe al quedar descartada la articulación teórica que lo produce y las interpretaciones que así dejan de ser psicoanalíticas recaen en su totalidad sobre el quehacer del sujeto, olvidando la sobredeterminación inconsciente que como efecto del trabajo inconsciente, el sujeto padece.
La formación del psicoanalista tendría que ser personal. El recorrido del sujeto por su propio imaginario. Cada imaginario es diferente. El lenguaje es el mismo pero el habla es algo particular de cada uno; por lo tanto el recorrido del sujeto por su propio imaginario no puede ser igual para todos. Aunque las leyes sean igual para todos, no lo son sus cumplimientos y por lo tanto sus sanciones.

Miguel Oscar Menassa

domingo, 20 de junio de 2010

FELIZ DIA DEL PADRE!!!

RASGOS DE LA INFANCIA

a mi padre

Rasgos de la infancia, fueron una anterioridad que no tuve en
días posteriores y no pude renunciar hasta encontrar, tanta belleza
desacostumbrada.
Mi padre era un señor, dibujante de formas con su cuerpo, todo
un artista, un hombre sin el tiempo.
Bailarín profesional, no tuvo caídas.
Nunca más fui tan felíz, como cuando subía con el a las montañas.
Lo angustiaba no poder complacerme a cada instante, mas no intentaba.
Los rasgos de la infancia, siempre vuelven a sorprender mis pasos.
Mi padre, rey del espacio que dibujaba, murió en una noche donde
ya no bailaba.
Sin poder comprender que hay más formas, más movimientos, rigidizó
su cuerpo, se hizo todo espíritu, se hizo manso al tiempo y
también se hizo el muerto.
Desde entonces suspendí la certeza de la muerte, esperando volver
a verlo algún día entre la niebla.
Su retrato guardó en mi alma, todos los secretos que construyeron
entre risas sus palabras.
Después, llegaron los días donde él no estaría.
Yo recordaba las rosadas tarde al sol, las noches plateadas por
la luna, el último tango sin cansancio.
Su ausencia de formas, su instantaneidad.
Parecía no tener ni pasado ni futuro y en el presente siempre era
otro.
Tenía pocas posibilidades, porque aprendió a pactar con la
verdad.
Aceptaba propuestas que nadie se animó a hacerle.
Amaba a las mujeres, sobre todo a la suya.
Una voz, una intención, detenían sus pasos.
Nunca pedía lo imposible, tal vez lo haya tenido.
Y con ese saber que conocía, yo quería vivir en mi camino, hacer-
lo grande, un genio, un bailarín, o un asesino.
Mi ambición fue suprema, el dolor vino después, colado con los
restos de lo que nunca atrapará el saber.
Y así como esa noche se terminaba el mundo, he quedado en el
mundo sin su amor y siento más que nunca que me amaba.
Un gigante del sol en horizontes vírgenes, vendedor de ilusiones
por las noches, fueron días de muchas alegrías, de confusión,
de éxtasis, de agonías.
Cuando su cuerpo se pudría en el seno de la tierra, no encontré
paz, no encontré eco, no encontré bienestar, no lo encontré nunca
más.
Sólo escuché su voz en la distancia, nombrando el silencio que
anuncia los misterios.
Centellante latir, repitiéndose en la fijeza de la voz.
Una eternidad suficiente, pausas del tiempo, un impalpable.
Afiebrados latidos del corazón, hicieron que un día me tragara
todo su amor de golpe.
Extravagancia, aceptando ser la realeza de una pasión delicada.

(del libro "Blues para la Corona" de Lucía Serrano)

jueves, 17 de junio de 2010

COMO YO TE QUIERO

Te quiero,
sencillamente te quiero esta mañana
y espero nuestro encuentro en luna nueva.
Te quiero,
te quiero como yo te quiero,
como un amante supremo,
valeroso y cobarde,
olvidando todas las blasfemias
que hubieran salido alguna vez por mis labios.
Te quiero,
y cierro el puño de mi mano izquierda,
mientras con la derecha
escribo este verso,
en el que todos los recuerdos nos llaman a estar juntos,
a danzar en las arenas,
desnudos mirando las estrellas.
Te quiero,
porque sí,
por la luz de este sitio oscuro
que hay cuando te nombro
en esta celda encendida
hoy con tu presencia.
Como yo te quiero
te querrán los ángeles del cielo
que ambos conocemos,
y ningún dolor de esta tierra
tocará nuestros corazones
y nuestro amor será eterno.

LUCIA SERRANO

domingo, 13 de junio de 2010

DIA DEL ESCRITOR - DE FREUD A LACAN



DE FREUD A LACAN, LA CUESTION FEMENINA

Rithée Cevasco
Septiembre 2006
(En el HOMENAJE A FREUD - Colegio de Psicólogos - Barcelona)

Un lien étrange lie la psychanalyse -- sous la forme que son créateur,Sigmund Freud, lui a donnée -- et la
féminité. Car d’une part, la femme hante la psychanalyse, de l’origine de son trajet jusqu’ ses enjeux les
plus actuels, et de l’autre, quelque chose de la rationalité analytique semble s’être joué par le maintien de la
féminité á la porte du temple (Paul Laurent Assoun, Freud et la femme).

Esta cita nos convoca de entrada a poner el acento sobre el lugar paradójico que ocupa la “cuestión
femenina” en el psicoanálisis. Ellas, las mujeres, son quienes abren la puerta de la escena analítica y sin
embargo se quedan como dice P.L. Assoun, de manera un tanto ceremoniosa, en el “umbral del templo”, no
entregan totalmente su secreto por más que Freud, las extrae del silencio en las que las condenaban las
condiciones de sujeción de su época, en lo que concierne a sus deseos (el secreto de algún amor
inconfesable viniendo frecuentemente en el primer plano de la escena de lo reprimido).
Abordar un homenaje a Freud con esta cuestión de la feminidad, no podría hacerlo sin referirme a la
enseñanza de Lacan. En efecto, en los tiempos actuales de la llamada “subversión sexual” (es una
expresión que Lacan emplea) atenerse a la solución freudiana (y ni hablar de los postfreudianos y la
idealización que han promovido del “amor genital”) es un verdadero “escándalo epistemológico” en el
ámbito del psicoanálisis, digamos para ir rápidamente, “tradicional”… segun la tradición patriarcal, mejor
dicho según nuestro conceptos, la tradición del “sinthome” vía Nombre-del-Padre.
En su obra de l905, en sus Tres Ensayos sobre la Sexualidad, debe reconocerse en Freud lo que no sin
cierta provocación dirigida al medio psicoanalítico, me gusta bautizar como el primer teórico Queer. En
efecto Freud demuestra en este trabajo, entre otros por supuesto, el carácter “torcido” (es una aproximación
a la noción de Queer en tanto opuesta a la sexualidad straight) de toda sexualidad para el ser humano. (Si
ello no le impide trazar una frontera entre la sexualidad “normal” y la patológica, es esta una frontera que
tanto desde el psicoanálisis mismo como desde otros saberes debe ser constantemente revisada).
En todo caso, Freud ilustra en más de una de sus obras (sus trabajos sobre la vida amorosa de hombres y
mujeres son sin duda muy instructivos en este sentido) la DISYUNCION existente entre los destinos de las
pulsiones, las elecciones de objeto --hetero, homo, bisexuales, multivariables-- aunque la plasticidad es
bien menor de lo que quisieran quienes promueven la existencia de una “multiformidad” de la sexualidad) y
las formación de las identidades sexuales*.
La perversión polimorfa del niño(a) no conduce, es una de las primeras lecciones freudianas sobre la
sexualidad, no conduce a la heterosexualidad mas que a la homosexualidad, contraponiéndose así
frecuentemente al imperativo de la norma heterosexual dominante.
Esa disyunción entrevista por el psicoanálisis estaba en el “antiguo (reciente y aún actual) orden sexual”
enmascarada por el imperio de la norma heterosexual. C. Soler*, una psicoanalista francesa, discípula de
Lacan, explicita claramente la hipótesis (si no la tesis) de que es esta disyunción la que hoy se realiza en
las prácticas sexuales --nuevas o no-- y sobretodo en los discursos actuales sobre el sexo y el amor.
En cuanto a la sexualidad femenina además de “torcida” se presenta como extremadamente compleja
como bien sabemos.
A partir del momento en que Freud tiene que reconocer que su hipótesis del Edipo generalizado no
funciona para las niñas puesto que el primer objeto de amor es --para ella como para el niño-- la madre y no
el padre y por el hecho de que, fácil es comprobarlo, sus primeras satisfacciones (masturbatorias) genitales
son mas bien clitoridianas que vaginales. El cumplimiento de la “función sexual” que le impone su papel en
la reproducción y en la cultura, deberá sufrir entonces una doble mutación. Proceso harto complejo y
sometido a una pluralidad de avatares posibles. Para ese “destino” deberá, en efecto, transferir de la madre
al padre su amor originario y transferir su goce clitoridiano a un goce vaginal que nada tiene de “natural”
(conversión histérica?, en todo caso Lacan pondrá explícitamente su “misterio” en lo que concierne a sus
propiedades anatómicas).
El encuentro con las histéricas le permite a Freud la invención del dispositivo analítico y las primeras
elaboraciones sobre las formaciones del inconsciente y su relación con la sexualidad y con el cuerpo
hablante a través de sus síntomas. Mucho podría decirse de ese largo trayecto de Freud con las histéricas
de su tiempo, desde el momento inaugural hasta la decepción final....
En todo caso lo que de la feminidad se deduce a partir de esos decires en la experiencia analítica ampliada
a otros tratamientos que la del sujeto histérico, no es muy halagador para las mujeres: la feminidad
asociada a una “castración” es menospreciada, tanto por los hombres como por las mujeres. Freud no duda
con ironía en hablar de que sobre ese punto, si que hay “paridad” entre los sexos. El falogocentrismo del
inconsciente, plantea un desafío en lo que concierne a la posición femenina para el psicoanálisis freudiano
y los límites con los que se topa con su famosa roca de la castración, que se traduce por un rechazo
general de la feminidad. Junto con la sexualidad infantil que el psicoanálisis descubre, en el sentido literal
del término, emerge también el infantilismo generalizado de la representación psíquica de la diferencia
entre los sexos.
En lo que concierne a las mujeres por supuesto que el aporte del psicoanálisis no se reduce a una simple
comprobación de la reconducción en el inconsciente de las formas de sujeción dominante en la
organización de las sociedades (dominación masculina, segregación de las prácticas sexuales otras que las
heterosexuales, misoginia generalizada). Reducción del psicoanálisis que es el error de muchas
tendencias, feministas y mas recientemente de la llamada teoría Queer.
El aporte freudiano fundamental es la construcción del sujeto del inconsciente como sujeto para el cual la
sexualidad tiene un oenico referente: la función fálica en su valor de castración y ello independientemente
del sexo (condición anatómica de la diferencia sexual) o del género (condiciones sociales de lo masculino y
lo femenino) y ello, por decirlo rápidamente, independientemente de los avatares históricos de la solución
Edípica. Es un punto sobre el cual Lacan no cederá cuando retome la cuestión “espinosa” (decía Freud) de
la sexualidad femenina.
Freud con la bien conocida pregunta que le habría dirigido a la princesa Marie Bonaparte: Qué quiere La
mujer? dejó abierto la respuesta: cómo se las ingenia una mitad de la humanidad con esa condición
universal de la sexualidad?.
Lacan retoma ese WWW (Was Will das Weib), después de un largo periodo en que el debate sobre la
sexualidad femenina permanece en stand by. En los años 70, responde a la mutación de la época de la
“subversión sexual” proponiendo una teoría de la sexuación y del amor que da cuenta de esos cambios. Lo
hace sin duda también a partir de lo que le van enseñando una parte de sus analizantes mujeres, esas
mujeres del MLF que recibe en su diván. Mujeres con las que disiente apenas intentan dar cuenta de una
“especificidad” de lo femenino no sin el psicoanálisis pero sin la referencia a los conceptos freudianos de la
función fálica y la castración, así como a la caracterización de la libido como oenica (“masculina” dice Freud,
puede discutirse esa apelación). En todo caso Lacan rechaza toda hipótesis concerniente a la existencia de
una libido específicamente femenina, de un inconsciente femenino, de una escritura femenina, etc... ( cito a
Luce Irigaray, cuya obra es la mas conocida). Lacan elabora entonces una versión -lógica y topológicapara
situar esa especificidad de la “posición femenina” sin abandonar por ello la referencia a la concepción
universal de un sujeto del inconsciente determinado por la castración (función fálica). A diferencia de Freud
–afirmará-- no “obligo” a las mujeres a tomar la única vía de la solución fálica”, comento así muy
brevemente una complicada cita de su texto L’Etourdit. Si hubiera una “especificidad” de lo femenino --es lo
que intentaban sostener las feministas “de la diferencia”-- debe situarse en un “más allá” de la función fálica
--pero no sin referencia a ella--, en una posición en la que el goce del sujeto que ha optado (hay en efecto
“elección sexual”...) por esa “posición femenina” --sea identificado anatómicamente y/o socialmente como
hombre o mujer, lo cual no es una “identificación” sin consecuencias-- no está totalmente organizada por la
lógica fálica, especificidad de la “posición femenina” que consiste en acceder a una modalidad de goce otro
que el goce fálico, apertura de un goce no del todo fálico, un goce suplementario al goce fálico, aclara
Lacan. No se trata pues en esa posibilidad del uno o del otro.
La delimitación de ese campo del goce sexual distribuido en el campo de lo sexual en un goce totalmente
fálico y en un goce no del todo fálico, permiten nuevas elaboraciones de la disyunciones de las que hemos
hablado y la configuración de una nueva clínica en lo que concierne a las formas de anudamiento del
deseo, del amor y del goce.
En todo caso, deja abierta para las mujeres la “libertad” de situarse de otra manera que la que Freud
prescribía (con cuidado sin duda) como siendo la “normal”, vale decir la solución por el goce fálico de la
maternidad. Y si Freud había hablado de tres destinos de la sexualidad femenina: la anestesia sexual, la
elección masculina, y la que para él era la propiamente femenina... con su bien conocido aforismo “La mujer
no existe”, Lacan opta por dejar en el uno por uno de cada una, la elección de su modalidad de goce.
Abandona así el intento de construir una categoría universal de LA mujer, punto al que arribarán por otra
parte gran parte de los movimientos feministas.
Para el psicoanálisis toda erótica (Lacan se lamentaba que desde la época del amor cortés nada nuevo se
había inventado en nuestra cultura occidental, aunque él mismo evoca la aportación al arte amatorio de las
Preciosas del siglo XVII) debe tener en cuenta, no tanto la promoción de tales o tales prácticas sexuales --
novedosas o no--, sino la estructura del deseo en tanto deseo del Otro y la existencia del goce gobernado
por un mas allá del placer (por lo cual no puede confundirse la ética de su erótica con una tecnología de la
obtención de placeres. Ver en este sentido la última parte de la obra de Michel Foucault entre otras
referencias posibles)....
Hoy día, la incidencia del deseo femenino y del deseo homosexual ha introducido verdaderos cambios en el
“orden de la sexualidad” (ver en este sentido los trabajos de Marcela Lacub, jurista y no ajena al debate en
el que participan los psicoanalistas). Es este un punto indiscutible: nuevas organizaciones familiares,
nuevas reglas de la filiación, con inclusión de homoparentalidad al orden del día, nuevo régimen entre lo
permitido y lo prohibido en el campo de la sexualidad.
La sexualidad “consensuada” hoy día modelo dominante, remite más que a la dimensión de la ley y la
prohibición a la dimensión del contrato y el consenso. Las sexualidades hoy día “punibles” pertenecen al
dominio del ejercicio de prácticas sexuales sin consentimiento, los llamados “abusos” sexuales (violaciones,
malos tratos, abusos de menores, pedofilia, etc...). La noción del contrato toma un lugar central (dimensión
del contrato que se hace explícita en el ejercicio de ciertas prácticas, por ejemplo el contrato S/M, y que es
ofrecida en el “proyecto” de la formación de una comunidad “contra sexual” (propuesta de Beatriz Preciado).
El malestar actual no proviene de la represión pulsional (como Freud lo suponía) sino por el contrario por la
disyunción, de la autonomización y de la legitimización del registro pulsional (C. Soler*).
Nuestra pregunta específica para el debate sería pues:
De qué manera ese nuevo “orden de la sexualidad” --ya no regido por el principio de la represión, sino por
la regla de la sexualidad consensual y por la apertura hacia la liberalización de formas de sexualidad
anteriormente excluidas, prohibidas o marginalizadas...-- se conjuga con el Eros del Heteros (nombre con el
que Lacan define el espacio de lo femenino como alteridad del Uno fálico).
La respuesta no es evidente y la liberalización de las “prácticas sexuales” no se retraduce forzosamente --
pero tampoco puede afirmarse que haga obstáculo a ello-- por una extensión del eros del heteros.
Por ejemplo, la liberación de las mujeres en cuanto a su estatuto jurídico, económico y político, ¿ha
ampliado el campo de ese Eros específico de la posición femenina? o muy por el contrario ha ampliado
oenicamente el acceso de las mujeres a los bienes Fálicos, lo cual no está mal sin duda alguna. En este
sentido puede leerse en lo que M. Lacub llama El Imperio del vientre, el nuevo poder adquirido por las
mujeres sobre el derecho a la procreación asistida, a la custodia de los niños, etc. Un orden que deja lugar
al deseo de hijo que no pasa por el deseo de un hombre.
Proponemos en cambio poner el acento sobre la disonancia que existe entre la organización social regida
de manera dominante por lo que Lacan llama el “Discurso capitalista” --que no quiere saber nada de las
cosas del amor y que forcluye a la castración-- y el desarrollo de ese eventual Eros femenino.
En cambio diríamos que no hay forzosamente disonancia entre ese discurso y la promoción de propuestas
de “sociedades contra sexuales” que promueven el derecho a la existencia de prácticas sexuales otras que
las reducidas a la genitalidad y la reproducción y que constituyen sin duda alguna propuestas de un “nuevo
cuerpo de erotización”, pero que no parecen concernir a la erótica específicamente femenina que Lacan
ejemplificaba, por ejemplo como la experimentada en la experiencia mística.
Michel Foucault hablaba de la invención de nuevos placeres en la última parte de su obra cuando retorna a
la idealidad de una supuesta sexualidad organizada al margen del poder en la antigua Grecia. Sin duda ese
tipo de propuestas provienen mayoritariamente del campo de la cultura gay y lésbica desde donde se han
producido nuevos discursos sobre la sexualidad elevando así a nivel del discurso colectivo lo que podía
aparecer anteriormente como “síntomas” estrictamente singulares (y además marginalizados, excluidos,
“insultados”). Eso modifica sin duda alguna el carácter del síntoma, como dice C. Soler*, cuando adquiere
ese valor de “idealidad” para una comunidad.
De paso, aclaro mi posición ante estas promociones de nuevos discursos sobre la sexualidad que a mi
entender son demasiado apresuradamente diagnosticados por algunos psicoanalistas como promoción en
la escena social de una suerte de perversión generalizada.
De todos modos, y ello es seguro, el psicoanálisis no tiene porque evaluar “éticamente” (moralmente, si
quieren para ser mas sencillos) esas diversas versiones y propuestas. Sobre ese punto Lacan es explícito:
“El analista no tiene porque tomar partido, pero si le corresponde “dresser un constat” (hacer un inventario,
podría traducirse), estar al tanto digamos de esas variaciones del “orden de la sexualidad” como lo propone
Lacan en su texto L’Etourdit.
En todo caso y sin duda alguna el Eros Femenino se lee hoy, como ayer, principalmente (no
exclusivamente) en los avatares de la vida amorosa. Las exigencias del amor siguen vigentes y las
patologías del amor nos informan más que las nuevas practicas eróticas sobre la especificidad de esa
posición femenina que hoy como ayer siguen encontrando en el discurso psicoanalítico la posibilidad del
mantenimiento de un lazo social donde el amor (vía amor de transferencia) sigue jugando su partida
desafiando las leyes de la rentabilidad del goce fálico.
Recordemos que Lacan precisa las dos formas de suplencia a la relación sexual que no se escribe: la
llamada “masculina” suple con el fantasma (vale decir con el montaje del sujeto del inconsciente con sus
objetos pulsionales) y la modalidad “femenina”, toma preferentemente la suplencia por la vía del amor (hace
vínculo social).
En el eros femenino, el deseo no se orienta primordialmente por el objeto pulsional del montaje
fantasmático y el goce está íntimamente anudado con el amor (vale decir, que los malestares de su
disyunción están al orden del día en la clínica de las mujeres...).
Esa erótica pues de la posición “femenina” mantiene las “exigencias del amor” con las que el discurso
capitalista nada quiere saber...
Podemos entonces postular como contrapunto la afinidad del Eros Femenino con el discurso del analista
que mantiene un lazo social no desligado del amor, aun con la complejidad de la modalidad del amor de
transferencia que pone en juego en parte la dimensión verdadera del amor.
Ese “eros femenino” es más reacio a la contabilidad y se juega contingentemente una por una (o uno por
uno). Singularidad y contingencia que ponen un límite al cálculo de la rentabilidad fálica...y la universalidad
abstracta del “para todos” del goce fálico y del sujeto a-sexuado que es la que permite por otra parte ofrecer
en el mercado objetos diversos a las satisfacciones pulsionales.
Cabe por otra parte interrogarse sobre la relación entre la erótica masculina en su vertiente actual y la
erótica femenina en lo que concierne a la desintrincación o no de los vínculos sociales (Pero es este un
tema que requeriría sin duda un desarrollo que va más allá de los límites de se “homenajee” al que nos
convoca nuestra mesa redonda aquí constituida). Curiosamente Lacan propone una suerte de inversión de
la relación entre cultura y eros masculino o femenino respecto al que había propuesto Freud.
La clínica del caso por caso que es la que practicamos, nos impone mas que nunca la distinción entre la
posición subjetiva histérica y la posición sexuada femenina en el análisis de las mujeres.. No aceptamos
pues el borramiento clínico de la histeria tal como se presenta en las clasificaciones nosológicas
dominante....no analíticas. No habrá forma de abordar el Eros femenino sin tener en cuenta esta particular
división de las mujeres entre su posición como sujeto y su posición como sexuada.
Tampoco habrá forma de levantar los malos entendidos entre los movimientos feministas y “queer”** si no
sabemos distinguir entre el sujeto jurídico (por el cual podemos reclamar una igualdad de tratamiento social,
jurídico y político) y las diferencias de la sexualidad, que se retraducen en las diferentes modalidades en
que hombres y mujeres inventan sus soluciones ante la disyunción entre las dimensiones del amor, del
deseo y del goce y soportan los malestares que ella produce.
A mi entender suele invocarse en el medio psicoanalítico con frecuencia una asociación que me parece
cuestionable entre el incremento de la igualdad de la “ideología de los derechos “universales”“, muchas
veces dicha “ideología de la paridad” y el borramiento potencial de la diferencia de los sexos que jamás
ordenará en el plano de la paridad las relaciones de amor, del deseo y del goce entre sujetos sexuados del
mismo o de distinto sexo.
Por supuesto hay modas, hay semblantes que varían y rápidamente para dar cuenta de la comedia entre
los sexos: del unisex a la proclamación de la bisexualidad para todos o de la invocación de una sexualidad
plástica y multiforme tan contraria, por otra parte, a la experiencia....de las nuevas posibilidades ofrecidas
por las innovaciones técnicas, Internet y otras,....
Esos semblantes afectan tanto a los hombres como a las mujeres, la tan problemática “masculinidad”
también vacila en sus soportes identificatorios en la reacomodación del nuevo orden sexual de la diferencia
de los sexos.
Sobre lo que no cede el psicoanálisis es sobre la lección del “malestar” (mal-dicción) en la sexualidad:
ningún orden sexual lo eliminará. En este sentido la noción de síntoma en el psicoanálisis difiere de la
definida en los campos de los feminismos y de la llamada teoría Queer que adjudican el orden del malestar
de la sexualidad a la imposición social de las normas pre-establecidas o en vías de establecimiento, vale
decir oenicamente a la coerción de las formas de poder sobre la sexualidad.
En lo referente al psicoanálisis su única prescripción radica en frenar el desencadenamiento imperativo
nocivo de un superyó que proclamará un derecho, que se oirá como una orden- a gozar sin restricciones
(“Jouir sans entraves” era el slogan de la época de la liberación de la sexualidad antes que la emergencia
del VIH atenuara mortalmente tal impulso)... frenarlo...por qué? porque es imposible!
_______________________________
*: Ver entre otros trabajos de C. Soler, su texto Subversion sexuelle que se encontrará en la publicación de
las Actas de las jornadas de julio 2004 del Forums du Champ Lacanien (EPCL). El tema de estas jornadas
“Clínica de la vida amorosa”. Muchos trabajos presentados en esta publicación amplian algunas tesis aquí
esbozadas. C. Soler aborda en más de una ocasión diversos puntos aquí esbozados. Puede consultarse
por supuesto su ya bastante conocido libro Lo que Lacan decía de las mujeres (existe en versión
castellana).
** En otras ocasiones me he dedicado a una lectura de la obra de Judith Butler, sin duda alguna, una de las
pensadoras más interesante del pensamiento feministas y queer de estos ultimos años.

13 DE JUNIO - DIA DEL ESCRITOR





"La poesía no es del que la escribe sino del que la necesita", dice en el filme El Cartero uno de sus protagonistas. Y en esa frase parece estar escondida sin más vueltas la función del escritor: llevar pensamientos, historias, fantasía, sentimientos, narraciones o simplemente palabras con sentido a sus lectores. Es lo que hacía por ejemplo Leopoldo Lugones, uno de los más prestigiosos escritores de nuestro país, a quien hoy recordamos.

El escritor es una persona con profunda y permanente necesidad de comunicarse, aunque paradójicamente lo haga en silencio. Y es asombrosa la riqueza que se produce en esa especie de diálogo sin palabras dado entre quien escribe y quien lee lo escrito. Esta forma de comunicación posee la virtud de lo perdurable y la riqueza de lo meditado, porque quien deja algo escrito lo firma para siempre (no como a las palabras, que "se las lleva el viento"), y quien lee tiene a su vez la oportunidad de detenerse a pensar, analizar y digerir lo leído, para luego continuar. Y así puede volver sobre un texto cuantas veces quiera, seguramente encontrando nuevos significados sucesivamente. Este era, precisamente, uno de los grandes dones del gran escritor y aviador francés Antoine de Saint Exupery, autor de "El Principito" y su indeleble máxima: "Lo esencial es invisible a los ojos". Esta obra que nunca pasará de moda posee la virtud de generar diversos sentidos según la óptica del lector, e incluso del mismo lector en diferentes edades. Así, por ejemplo, la misma persona que ve en "El Principito" un simpático cuento infantil al leerlo de niño, podrá encontrar en él una profunda reflexión sobre el sentido de la vida si vuelve a leerlo algunas décadas después.

Hay al servicio de los escritores diversos géneros literarios: novelas, cuentos, poesías (en sus variadas formas), ensayos, artículos periodísticos, narraciones históricas, aforismos, etc. Cada uno frecuenta aquellos con los que siente mayor afinidad y mejor se adaptan a su propio estilo y a lo que quiere transmitir. Así es que Jorge Luis Borges, por ejemplo, nunca escribió una novela. Volcaba su imaginación en los cuentos, su pensamiento en ensayos y su creatividad en poesías.

Leopoldo Lugones, en cuya memoria se conmemora hoy el Día del Escritor, nos dejó una obra abundante y multifacética, en la que recorre la mayoría de los géneros. Fue precursor de toda una generación de escritores argentinos y fundó la Sociedad Argentina de Escritores.

Lugones nació precisamente un 13 de junio (1874) en Villa María del Río Seco (Córdoba) y falleció el 18 de febrero de 1938 en el Delta del Paraná (Tigre, Buenos Aires). Su familia era tradicionalmente cordobesa y en la capital provincial cursó sus estudios superiores. Hijo de Santiago Lugones y Custodia Argüello, era el mayor de cuatro hermanos, y ya a los diez años se destacaba por su memoria y su gusto por la lectura.

En su etapa universitaria en Córdoba, desarrolló su veta literaria y de periodista. Se definió tempranamente como anticlerical en el pensamiento libre y hasta llegó a fundar un centro socialista, aunque su pensamiento, siempre polémico, fue cambiando con la edad, a tal punto que en 1924 hizo famosa en Ayacucho la frase "ha sonado en América la hora de la espada". Es que siempre estuvo volcado de lleno a la discusión por el destino de un país que él veía a la deriva y desorientado.

En 1896 su vida dio un vuelco decisivo: se casó con Juana González y se mudó a Buenos Aires, donde se unió a un grupo socialista de escritores rebeldes contra el orden social y político, que integraban José Ingenieros, Roberto Payró, Alberto Gerchunoff, Miguel Ugarte, Ernesto de la Cárcova.

Ganó prestigio como poeta, orador y polemista, y comenzó a publicar en periódicos como el socialista "La Vanguardia" (desde allí canta a la ciencia y a la igualdad, llama a la lucha por las ideas y hasta deja traslucir sus dolores) y el roquista "Tribuna", y también en "La Nación" (gracias a su amigo Rubén Darío), donde llegó a dirigir el suplemento literario.
En 1897 nació su único hijo y publicó su primer libro: "Las montañas del oro" (poesía). Fue la primera obra de su prolífico legado, que lo convertiría en una de las figuras centrales de la cultura argentina.

Su obra
Las primeras tres décadas del siglo XX dieron marco a su extensa obra:

Comenzó en 1904 con el ensayo "El imperio jesuítico", continuó con "La guerra gaucha" (un relato histórico sobre la epopeya de Güemes, 1905) y se sucedieron "Los crepúsculos del jardín" (1905), "Las fuerzas extrañas" (1906) y "Lunario sentimental" (1909). En 1910 publicó "Piedras liminares"; "Prometeo"; "Didáctica"; "Odas seculares" y "Las limaduras de Hephaestos".

La década siguiente la inició con "Historia de Sarmiento" (1911), a la que siguió "Elogio de Ameghino"; "El ejército de la Ilíada"; "La industria de atenas"; "El payador" (conferencias sobre "Martín Fierro" dadas en 1916); "El libro de los paisajes"; "Las industrias de Atenas"; "Mi beligerancia" y "La torre de Casandra".

Su último decenio como escritor comienza con "El tamaño del espacio" (1921), obra que precedió en los años 20 a "Las horas doradas"; "El romancero"; "Filosofícula"; "Estudios Helénicos"; "Cuentos fatales"; "El imperio jesuítico" (donde muestra la activa labor de los misioneros jesuitas en el país); "La reforma educacional"; "Nuevos estudios Helénicos"; "Poemas solariegos"; "La patria fuerte"; "Política revolucionaria" y "La grande Argentina", estos 4 últimos de 1930.

En 1930 también publica "Acción", donde reúne sus famosas conferencias en el teatro Coliseo, en las que se refiere a temas patrióticos y habla sobre la invariable sentencia de los pueblos. Finalmente, su libro póstumo es "Romances del río seco", una obra en poesía.

Más información:
www.ale.uji.es

Contenido provisto por Revista interCole - www.revistaintercole.com.ar
Ilustración: Iván Novikov

martes, 8 de junio de 2010

EL MUNDO ES COMO APARECE

El mundo es como aparece
ante mis cinco sentidos,
y ante los tuyos que son
las orillas de los míos.
El mundo de los demás
no es el nuestro: no es el mismo.
Lecho del agua que soy,
tú, los dos, somos el río
donde cuanto más profundo
se ve más despacio y límpido.
Imágenes de la vida:
cada vez las recibimos,
nos reciben entregados
más unidamente a un ritmo.
Pero las cosas se forman
con nuestros propios delirios.
El aire tiene el tamaño
del corazón que respiro
y el sol es como la luz
con que yo le desafío.
Ciegos para los demás,
oscuros, siempre remisos,
miramos siempre hacia adentro,
vemos desde lo más íntimo.
Trabajo y amor me cuesta
conmigo así, ver contigo;
aparecer, como el agua
con la arena, siempre unidos.
Nadie me verá del todo
ni es nadie como lo miro.
Somos algo más que vemos,
algo menos que inquirimos.
Algún suceso de todos
pasa desapercibido.
Nadie nos ha visto. A nadie
ciegos de ver, hemos visto.

MIGUEL HERNÁNDEZ
España-1910
De “Cancionero y romancero de ausencias”