miércoles, 30 de junio de 2010

LA SEXUALIDAD ES INCONSCIENTE

La sexualidad es un concepto novedoso, si consideramos que la teoría sexual que dice cómo amamos y deseamos se formuló hace cien años. Antiguamente se confundía lo sexual con lo genital, se pensaba que los niños no tenían sexualidad, se creía que era algo que acontecía durante unos años de la vida y que después desaparecía.

Lo sexual se veía y vivía con vergüenza, pudor o repugnancia.

Y eran los modelos ideológicos los que decían qué estaba bien y qué no; cómo había que amarse y en qué momento o de qué manera. Modelos ideológicos, transmitidos por el Estado, la familia y la universidad.

Modelos de los que no podemos escapar, como tampoco se puede negar el poder de la especie, algo muy superior al sujeto, ya que la especie impone la reproducción para perpetuarse, no importándole de qué manera o qué le ocurre a los sujetos en ese proceso. En 1905, el doctor Sigmund Freud, escribió Tres ensayos para una Teoría Sexual. Abrió preguntas y articuló conceptos que el hombre llevaba preguntándose desde que existe la escritura.

Al descubrirse, al producirse el concepto Inconsciente (ese lugar donde verdaderamente pensamos), al articularse una teoría de los procesos humanos, es decir de los celos, la envidia, el miedo, las ambiciones, el asco, las inhibiciones, pero también de la creación, del deseo, del amor, al descubrirse el Inconsciente, sabemos cómo es la sexualidad del hombre, de la mujer. Antes se padecía, no se conocía, se padecía la ignorancia o la enfermedad, la locura o el envejecimiento prematuro, la impotencia o el "mal de amor".

El odio es más primitivo, que el amor. No hay amor sin deseo, es decir hay un amor que es propio y singular de aquellos sujetos que sean capaces de producirlo para ellos, pero no es algo natural, es un trabajo que no acontece sin la Interpretación Psicoanalítica. Sólo aquellos sujetos que se psicoanalizan pueden conocer un amor con deseo. El otro tipo de amor, el de la especie, no es un sentimiento del sujeto psíquico, ni del sujeto social, sino que es un sentimiento de la especie, que le impone a los humanos que se amen, para la reproducción. Ser padre o madre es una función, nos dice el

Psicoanálisis, no es necesario tener hijos para ser padres, así como hay quien tiene hijos y no puede desempeñar esa función. Por ello que los huérfanos pueden crecer, al igual que los ciegos pueden ver, porque no es con los ojos que se ve. Lo que no significa que los ojos no sirvan, ya que gracias a ellos acomodamos, amortiguamos la realidad, pero debemos saber que los órganos de la percepción son engañosos. Se trata de la mirada, no de la visión, por eso tenemos la sensación de que el sol se mueve, gira alrededor de la tierra, cuando en realidad es la tierra la que gira alrededor del sol, pero nuestros órganos de la visión nos informan de esa sensación ilusoria. Ilusoria no verdadera, ya que es la pulsión la que habita el ojo, la mirada es el objeto de la pulsión escópica. Es la función de la mirada como pulsional la que crea la vista.

Las cosas nunca son lo que parecen. Son las palabras las que nombran las situaciones sexuales y no al revés.

Entonces sólo podemos conocer nuestra sexualidad, si nos psicoanalizamos es decir, si podemos hablar de las fantasías, las inhibiciones, la vida cotidiana en general, hablar con un profesional, que no juzgará, no se meterá en la vida del sujeto, no dirá cómo debemos pensar, sino que la interpretación (que no tiene dueño) en realidad nos puntuará cómo nos relacionamos con nuestros semejantes.

La sexualidad es inconsciente, la posibilidad de gozar se puede construir en cada sujeto, que además es diferente en cada caso, aunque todos deseamos las mismas cosas, nos diferenciamos en la manera de renunciar, de poner en escena, de llevar adelante nuestros deseos.

El Inconsciente está estructurado como un lenguaje y la sexualidad tiene esa amplitud. El Inconsciente no maneja el tiempo del amor y el tiempo del odio como separados, sino que en un tiempo futuro anterior, permite construir, lo que será en lo que está siendo.

Campo de fuerzas el de la sexualidad, que es posible gracias a la transferencia, esa puesta en acto de la realidad del inconsciente.

Realidad que es en todos los casos sexual.

El partenaire sexual, desempeña en todos los casos, como objeto a, como objeto causa de deseos, una situación especular en la que un amante no se desnuda frente a otro, sino frente a sí mismo.

Juego de pasiones en todos los casos significantes, es decir, son las palabras las que seducen y son los significantes los que copulan, el cuerpo entra en escena porque es pulsional, agujeros que conforman el cuerpo, que lo constituyen, haciendo que el amor sea un límite del narcisismo.

4 comentarios:

  1. wau es muy interesante lo que escribiste y muy cierto en muchas partes, muy buen trabajo, me gusto lo escrito ^^

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  2. Lindo tu texto. Por momentos, sacudidor.
    "El odio es más primitivo que el amor"
    "Son las palabras las que seducen y los significantes los que copulan" ¡Madre mía!!
    ¿Sabes que casi todos mis poemas están escritos en el duermevela?
    Hay conceptos que son significantes. Y no los entiendo. Pero los dejo.
    Juan

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  3. ¿Por qué todo se reduce al amor y al odio?
    ¿Por qué la es tan complicada la serenidad?

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  4. Se reduce al amor y al odio?? más bien estos dos impulsos dan como resultado combinaciones infinitas...

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