viernes, 3 de diciembre de 2010
COMO INTERPRETAR LA REALIDAD
"VIVIR SOLO PUEDE SER UNA OPCIÓN DE VIDA, PERO SOLAMENTE SI GOZAMOS DE UNA BUENA SALUD MENTAL"
Cuántas veces habremos oído la frase: "Tengo miedo a estar solo". Somos seres sociales y necesitamos de los demás para constituirnos a nosotros mismos, no sólo para cubrir nuestras necesidades de afecto y desarrollo personal, sino también para afianzar nuestra autoestima. Este miedo a la soledad parte de nuestra dependencia infantil, nos sumimos en el temor a ser abandonados hasta que constituimos la presencia del otro en su ausencia. Las personas no sólo existen cuando están, también cuando no están. El gran problema de muchas personas es que se sienten solas porque aniquilan al otro en su fantasía. Decir "estoy solo" es como decir nadie existe, y esa negación es la que nos enferma.
Una vez que el ser humano se da cuenta de su finitud, de que su existencia está encaminada a este acontecimiento, nace la preocupación por el ser. Es la muerte la que le va a dar verdadero valor a la vida. Son los límites los que nos permiten vivir de una forma saludable. Cuando entendemos que las relaciones también han de tener sus límites amamos con más libertad, pero no todos somos capaces de aceptarlo. Cuando entiendo que el otro es una posesión soy capaz de encerrarlo con tal de no perderlo, ahí no hay amor. El amor es amor a un objeto, hace del otro un objeto, con lo cual entra en juego el régimen de propiedad, hace individualistas, mientras que el deseo no desea objetos sino que desea deseos, hace sujetos deseantes, sujetos que saben que la soledad no existe: o se vive entre otros o se vive entre fantasmas.
Las sociedades modernas, a pesar de los avances técnicos, fomentan el aislamiento y falta de comunicación. Nos han educado en el consumismo sin límites, pero no nos han enseñado a relacionarnos con otras personas. Nadie nos dijo que comprometerse con otros es lo que genera autoestima y bienestar, que elegir nuestros compromisos es el mayor grado de libertad. Somos caldo de cultivo para el egoísmo y la envidia. Amamos al otro para utilizarlo en la satisfacción de nuestras necesidades, para no estar solos, pero no hemos aprendido a conocer al otro en su verdadera dimensión. Cuando amamos por necesidad es cuando vivimos con miedo a ser abandonados. Podríamos preguntarnos por qué tantas parejas que ya no se aman, aun así, siguen viviendo juntos. Es clara la respuesta, por miedo a la soledad. No saber arreglárselas con la propia soledad se convierte en un problema para vivir, acabas viviendo con cualquiera.
En muchas ocasiones hay un temor previo, el temor a arriesgarse, a dar y no recibir, tememos equivocarnos y por ese motivo no emprendemos nuevos proyectos y relaciones. Pero como dice el poeta Miguel Oscar Menassa, "en las relaciones intersubjetivas, lo único que se arriesga es un poco de seguridad y un poco de dinero; el resto, ganancia, todo humano". Hay que arriesgarse a ganar. Las relaciones sociales no se buscan, se encuentran en el camino del trabajo, de las aficiones, de los compromisos. Cuando alguien que se siente solo me pregunta cómo puede hacer amigos, siempre le digo que los amigos se encuentran indirectamente. No hay edad para las relaciones sociales, seamos jóvenes o mayores todos necesitamos de otras personas para sentirnos vivos y si algo te impide estar con otros, acércate a ellos a través de los libros, la televisión, el teléfono, internet.
También están esas otras personas que lloran por las esquinas porque se sienten solos, ¿no será que no saben amar? Hay que aprender a amarse para luego amar a los otros. El sentimiento de soledad está relacionado con el aislamiento, la noción de no formar parte de algo, la idea de no estar incluido en ningún proyecto y entender que a nadie le importamos lo suficiente como para pertenecer a su mundo.
Se puede interpretar la soledad de dos maneras: estar solo o sentirse solo. Estar solo es un hecho común para todos, no siempre estamos acompañados. Esta experiencia de soledad se puede disfrutar mucho y suele ser muy constructiva. Sentirse solos es diferente, porque uno se puede sentir solo también en compañía, en ocasiones no nos sentimos a gusto con las personas que nos rodean. El sentimiento de soledad tiene que ver con no haber forjado una escucha o haber perdido una escucha. A veces este sentimiento acontece ante una separación o ante la pérdida de un ser querido, quién no ha vivido una situación como esta a lo largo de su vida. Cuando uno se encuentra bien, no importa llegar a casa y estar solo, porque nos sentimos acompañados de todas nuestras relaciones y compromisos. Vivir solo puede ser una buena opción de vida, pero no puede resultar si no gozamos de unas buenas relaciones sociales, si no gozamos de una buena salud social.
La cultura nos permite no sentirnos solos jamás. Es cuando sólo nos escuchamos a nosotros mismos que entramos en ese vacío de la soledad. Cuando abrimos un libro, escuchamos a otros; otras vidas laten conmigo, es imposible sentirse solo.
HELENA TRUJILLO LUQUE
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Depresión, ansiedad, estrés, trastornos emocionales, de personalidad, de conducta, problemas de afectividad, de socialización, de control de impulsos, carencia de habilidades sociales, de técnicas de afrontamiento... son términos utilizados a diario por psicólogos y psiquiatras en sus consultas pero que, actualmente han dejado de ser utilizados únicamente en el ámbito clínico, para formar parte del lenguaje coloquial del conjunto de la sociedad.
ResponderEliminarPodemos encontrar a una mujer comentándole a su vecina que ha visto a la del tercero muy deprimida, que su marido va muy estresado en el trabajo o que el hijo del panadero, que va a la misma clase que su hijo, es hiperactivo y no para quieto.
De pronto, todo el mundo parece interesarse por los problemas relacionados con la psique. Todo el mundo lee revistas en las que aparece una columna dedicada a resolver las consultas de la gente sobre aspectos emocionales, personales o laborales y que rara vez pueden aportar mayor consejo del que te proporcionaría un amigo y dos cervezas.
El lado positivo de todo esto es que, en una cultura como la occidental donde siempre se ha prestado atención a lo somático, a lo puramente físico, parece que hemos vuelto la mirada hacia un aspecto que hasta ahora habíamos olvidado.
La parte psicológica y la parte biológica de las personas se encuentran íntimamente relacionadas, están interconectadas, y no podemos entender cada uno de estos componentes de lo humano sin entender esa influencia mutua.
ResponderEliminarPero esta nueva y estimulante apertura científica hacia el estudio de la mente nos va dejando multitud de nuevos conceptos que utilizamos para describir problemas nuevos o problemas ya conocidos, pero que no se habían definido específicamente; Respondemos así a la necesidad racional de clasificar todo lo que nos rodea, estructurarlo de forma ordenada de modo que parezca que todo tiene sentido y un orden lógico en el mundo.
Tenemos la sensación de que han aparecido de la nada una infinidad de problemas nuevos, pero nadie puede negar que tras una guerra, como la guerra civil española, las personas que se vieron involucradas en ese mundo de violencia sufrieron lo que hoy se conoce como Trastorno de estrés postraumático; nadie puede negar que en el comienzo de la industrialización del país, los trabajadores españoles se vieron sometidos a unas condiciones laborales que les provocaba estrés laboral; nadie puede negar que trastornos mentales con conocida base biológica, como la esquizofrenia, existen desde que el hombre es hombre. Siempre ha existido la depresión, los trastornos emocionales, de control de impulsos, de conducta... siempre han existido porque están imbricados con la condición de ser racional y social del ser humano.
Sin embargo, nos resulta novedoso, estimulante, nos proporciona conceptos para describir y explicar tanto situaciones extraordinarias como situaciones cotidianas, como si hubiésemos descubierto la clave que descifra las nuevas enfermedades de una nueva sociedad desarrollada, industrializada y moderna.
ResponderEliminarEs cierto que el estudio de las enfermedades o trastornos mentales aporta un groso de conocimiento y el desarrollo de tratamientos eficaces para la mejora de la salud mental, pero a su vez utiliza clasificaciones en sus diagnósticos clínicos que etiquetan a personas bajo una concepción estática (y en ocasiones estigmatizante) que en nada beneficia a su recuperación.
Este riesgo de clasificar personas bajo una etiqueta diagnóstica es asumido por todos nosotros con una normalidad preocupante, utilizando términos y realizando valoraciones sin tener los conocimientos suficientes para realizar una evaluación real, clasificando personas dentro de una categoría según unas características que consideramos innatas o rasgos de su personalidad, y relegando a un segundo plano otros factores que influyen en el desarrollo y mantenimiento de dichos trastornos.
Por todo ello, cabe preguntarse si realmente se ha producido un aumento de los problemas de salud mental o simplemente nos encontramos ante un auge del tecnicismo en este campo.
Este reciente interés ciudadano por los conceptos psicológicos ha aumentado el uso y la popularidad de la diagnosis de trastornos como explicación a muchos problemas que tendrían una explicación más plausible en otras causas. Nos encontraríamos ante un reduccionismo explicativo, utilizando los criterios diagnósticos para realizar una evaluación apriorística sobre el problema concreto. También puede suceder que el creciente interés por esta problemática y el desarrollo de nuevas herramientas que permiten la detección de desviaciones de la personalidad o de la conducta, haya llevado al diagnóstico de trastornos mentales que anteriormente pasaban desapercibidos o no podían evaluarse. En cualquier caso, la realidad clínica sería la misma hace cien años que en el momento actual, simplemente se habría aumentado de una manera artificial las estadísticas que recogen la incidencia de trastornos mentales.
Hola, llegué a tu blog por un contacto en común, me pareció muy interesante. Voy a seguirte.
ResponderEliminarAprovecho la oportunidad para invitarte al mío que es de literatura y reflexión.
Un saludo desde Argentina.
Humberto.
www.humbertodib.blogspot.com
¿EXISTEN INTROSPECCIONES SANAS...? Es decir, el arte de retirarse a las profundidades de ser interior...?
ResponderEliminarAmor y paz
Nacemos, vivimos y morimos solos. Como comentas somos seres sociales, lo que nos hace crear vínculos, muy relacionados con la sensación de compañía. Por muy sólo que estemos, siempre hay alguien que no nos deja mientras estamos vivo: nosotros mismo.
ResponderEliminarLo que ocurre es que no nos enseñan técnicas para potenciarlo. Creo que estamos muy faltos de "educación emocional".
Saludos y gracias por ser seguidora de mi blog.
Completamente de acuerdo, cuando abrimos un libro escuchamos a otros sin interferencia.
ResponderEliminarGracias por seguir mi blog
http://pulserasatame.blogspot.com.es/