jueves, 23 de septiembre de 2010

LO REPRIMIDO

En cuanto a estos cánones de realidad que son la civilización, Freud explica, el psicoanálisis explica cómo a veces se le hace al sujeto imposible cumplir con lo civilizado.
Entre un ser asesino y el goce de mi madre, me detengo, no hago ninguna de las dos cosas. Constituyo inconsciente. Amo a mi madre en el inconsciente sin que se entere mi padre, por lo cual no tengo necesidad de matarlo y luego obedezco en el sistema de mi conciencia; respeto la ley, voy al colegio, me pongo los pantalones abajo y la camisa arriba. Ese es mi padre; pero no dejo de darle el goce a mi madre. Se lo doy inconscientemente. Esto que constituye el sujeto psíquico, esto va a ser para siempre reprimido, aunque lo diga. Que aunque yo lo diga queda reprimido, ¿qué quiere decir?
Es como el sol. Miro el sol. Me doy cuenta que hay una teoría que explica que el sol está quieto y la tierra gira alrededor del sol, pero veo que el sol sigue girando alrededor de la tierra. Sé que seguramente mi sistema inconsciente también se forja en aquella situación donde decido seguir amando a mi madre; para eso divido mi personalidad en dos...y acepto la ley en el sistema de la conciencia.
Seguramente yo sé que eso es así pero no eso no impide que dentro de cinco minutos cometa un lapsus, y cuando uno comete un lapsus, se está expresando un deseo sexual, inconsciente, reprimido. ¿Referido a qué? A dos cosas: o al asesinato de mi padre que cometí o no cometí, que estoy por cometer o al goce de mi madre, que se lo he dado inconvenientemente, o no se lo he dado del todo inconsciente, o se lo he dado de una manera perversa, no aceptando la ley impuesta. No hay otro inconsciente. Pero a pesar de saber eso, a pesar de haberlo estudiado durante 25 años, me vuelve a pasar que el inconsciente sexual, infantil, reprimido, produce en mis acciones cotidianas normales y de persona mayor, situaciones no elaboradas, infantiles, respecto del asesinato de mi padre y al goce de mi madre.

Miguel Oscar Menassa

miércoles, 22 de septiembre de 2010

LECTURA COMO PRODUCCION

El tiempo del psicoanálisis es un tiempo que no es el tiempo del reloj, porque permite generar en el pasado lo que no existía en el pasado y hacer desaparecer del pasado lo que existía en el pasado.
Tiempo del reloj, mirada y sentimientos comunes, maquinales: si no me mira es porque me rechaza; si se va con otro es porque no me ama; si gasta mi dinero es porque me odia; si me saluda efusivamente es porque me quiere pedir algo; si no me saluda efusivamente y es distante es porque no está pensando en mí. Sentimientos comunes. Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía; más vale pájaro en mano que ciento volando; hasta el treinta de mayo no te quites el sayo; en febrero busca la sombra el perro: pensamientos cotidianos, sentimientos comunes. Hay que amar a la madre y rivalizar con el padre, también estos se van haciendo sentimientos comunes, y no tiene por qué ser así como nosotros sentimos.

Miguel Oscar Menassa

domingo, 19 de septiembre de 2010

SEXUALIDAD EN PSICOANALISIS

Sexualidad para el psicoanálisis, hasta ahora, es toda relación que se impone al sujeto infantil desde el exterior. Es decir, toda relación que se le impone al sujeto infantil va formando, de una u otra manera, su sexualidad. Cuando veamos masoquismo, vamos a ver que no solamente lo que place es recordado como sexual por el sujeto sino que cualquier emoción importante en la infancia es concebida como sexual. Por lo tanto, el dolor como una interrupción de la normalidad del niño, como una brusquedad en su formación, hace que el niño recuerde el dolor como erógeno, es decir, que habría un masoquismo primario que sería aquel masoquismo que surge con la impronta del dolor en la formación de este pequeño niño. No que es placentero por sí que es sobrecogedor en aquel momento infantil, y que determina que, de adulto, el dolor, como vemos en toda sexualidad humana, forme parte de todas las sexualidades en una forma manifiesta o en una forma reprimida.
Su forma dialéctica, el sadismo, forma exactamente igual parte de toda situación humana, tanto que si no hay expresión del sadismo, es decir, si no hay expresión de la pulsión de muerte hay lesión del sujeto, lesión del aparato, lesión del cuerpo. Una represión demasiado fuerte del instinto de destrucción, es decir, de la agresividad, impone al sujeto deformaciones, en algunos casos altamente graves, como las enfermedades orgánicas, en el sujeto que lleva a cabo esta represión.

Miguel Oscar Menassa

jueves, 16 de septiembre de 2010

AFORISMOS Y DECIRES

256_ Hay otros sueños que los que soñamos, hay otras pasiones que las que padecemos. No en el mundo porque eso es relativamente fácil, en nosotros mismos hay pasiones que no son las pasiones que decimos padecer o poseer o vivir.

Miguel Oscar Menassa