jueves, 11 de junio de 2015

Sigmund Freud

No podemos eludir la impresión de que el hombre suele aplicar cánones falsos en sus apreciaciones, pues mientras anhela para sí y admira en los demás el poderío, el éxito y la riqueza, menosprecia, en cambio, los valores genuinos que la vida le ofrece. No obstante al formular un juicio general de esta especie, siempre se corre peligro de olvidar la abigarrada variedad del mundo humano y de su vida anímica, ya que existen, en efecto, algunos seres a quienes no se les niega la veneración de sus coetáneos, pese a que su grandeza reposa en cualidades y obras muy ajenas a los objetivos y los ideales de las masas. Se pretenderá aducir que sólo es una mnoría selecta la que reconoce en su justo valor a estos grandes hombres, mientras que la gran mayoría nada quiere saber de ellos; pero las discrepancias entre las ideas y las acciones de los hombres son tan amplias y sus deseos tan dispares que dichas reacciones seguramente no son tan simples.

El malestar en la cultura – Sigmund Freud, Ediciones Folio 2007

"Balada para mi muerte" Horacio Ferrer


Hoy que Dios me deja de soñar,
a mi olvido iré por Santa Fe,
sé que en nuestra esquina vos ya estás
toda de tristeza, hasta los pies.
Abrazame fuerte que por dentro
me oigo muertes, viejas muertes,
agrediendo lo que amé.
Alma mía, vamos yendo,
llega el día, no llorés.
Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,
que es la hora en que mueren los que saben morir.
Flotará en mi silencio la mufa perfumada
de aquel verso que nunca yo te supe decir.
Andaré tantas cuadras y allá en la plaza Francia,
como sombras fugadas de un cansado ballet,
repitiendo tu nombre por una calle blanca,
se me irán los recuerdos en puntitas de pie.
Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,
guardaré mansamente las cosas de vivir,
mi pequeña poesía de adioses y de balas,
mi tabaco, mi tango, mi puñado de esplín.
Me pondré por los hombros, de abrigo, toda el alba,
mi penúltimo whisky quedará sin beber,
llegará, tangamente, mi muerte enamorada,
yo estaré muerto, en punto, cuando sean las seis,
cuando sean las seis, ¡cuando sean las seis!
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"Definiciones para esperar mi muerte" Homero Manzi

Puedo cerrar los ojos
lejos de las pequeñas sonrisas que conozco.
Escuchando estos ruidos recién llegados.
Viendo esas caras nuevas.
Como si de pronto
los mil lentes de la locura
me transladaran a un planeta ignorado.
Estoy lleno de voces y de colores
que juraron acompañarme hasta la muerte
como amantes resignadas
al breve paso de mi eternidad.
Sé que hay recuerdos que querrán abandonarme
sólo cuando mi cuerpo hinche un hormiguero sobre la tierra.
Sé que hay lágrimas largamente preparadas para mi ausencia.
Sé que mi nombre resonará en oídos queridos
con la perfección de una imagen.
Y también sé que a veces dejará de ser un nombre
y será un par de palabras sin sentido.
Estoy lleno de voces y de colores.
Unas veces recogidos en el sonambulismo
de la marcha.
Otras, inventados tras mi propia soledad.
Con ellos se integrará un cortejo final de despedida.
Se cambiarán en lágrimas y palabras piadosas.
Pero hoy, en medio de lo que todavía no he podido amar;
evoco a los marinos encerrados en las paredes altas dela tormenta;
a los soldados caídos sobre hierbas lejanas;
a los peregrinos que duermen bajo la sombra de árbolesinnominados;
a los niños que yacen contemplando el yeso de los hospitales
y a los deseperados, que entregan el último gesto
frente al paisaje final e instantáneo de la demencia".

miércoles, 10 de junio de 2015

LA CIUDAD
Un servidor del sultán de Bujara había sido desterrado por su amo a consecuencia de una denuncia calumniosa. Durante diez años, el pobre hombre había vagado de país en país, abrasado por el fuego de la nostalgia. Un día, habiendo perdido la paciencia, decidió volver a Bujara. Se puso en camino
diciendo:
"¡La ciudad de Bujara es la fuente de la ciencia!"
Después: "Necesito ir allí pues, para mí, es el único medio de reunirme con mi amada. Quiero volver a verla y decirle: "¡Ya estoy aquí! Hazme eterno pero no tengas piedad alguna por mí, pues prefiero morir a tu lado a vivir al lado de los demás. Lo he intentado cien veces, pero sin ti, nada tiene ya sabor." ¡Oh,
músicos! ¡Cantad y despertad mi corazón! ¡Oh, camello mío! ¡Mi viaje ha terminado! ¡Oh, tierra, bebe mis lágrimas! ¡Oh, amigos míos! ¡Me voy! Voy a reunirme con Aquel a quien se obedece. Mi corazón añora Bujara. ¡He aquí lo que es el amor de la patria para un enamorado!"
Sus amigos le dijeron:
"¡Oh, insensato! Reflexiona un poco sobre las consecuencias de todo esto. Sé razonable. No te destruyas como la mariposa que se acerca al fuego. Si realmente vas a Bujara, entonces eres un loco y mereces ser encarcelado. El sultán te espera allí, lleno de cólera, con la espada afilada. Dios te dio la ocasión
de escapar de la situación aquella y tú buscas el camino de la cárcel. Aunque el sultán hubiera enviado decenas de soldados para que te condujesen a Bujara, deberías haber intentado esquivarlos. Pero nada semejante te amenaza. ¿Cómo
es que te sientes ligado de este modo?"
Estaba bajo el dominio de un amor secreto, pero los que lo aconsejaban así no lo sabían. Y el enamorado les respondió:
"¡Callad! De nada me sirven vuestros consejos, pues el lazo que me ata es demasiado sólido. Todas vuestras palabras no hacen sino reforzarlo. Ningún sabio puede comprender este amor. Cuando la pena de amor se instala en un lugar, ningún imán nos puede ya enseñar cosa alguna. No intentéis asustarme
con vuestros presagios de muerte, pues el enamorado bordea miles de muertes en cada momento. Lo sé por experiencia: mi vida está en mi muerte. ¡Oh, buenos amigos! ¡Matadme! ¡Matadme! ¡Matadme!"
El no creía sin embargo ir a Bujara para seguir la enseñanza de un maestro.
Pues la verdadera enseñanza para un enamorado es la belleza del Amado. Las lecciones, los cuadernos y los libros son Su rostro. Es un torbellino y un estremecimiento.
Así pues, el enamorado tomó el camino de Bujara y la arena del desierto se transformó en seda bajo sus pies. El gran río se mudó en arroyo y el desierto en jardín de rosas. Habría podido ser igualmente atraído por la ciudad de Samarcanda, pero lo que lo atraía era Bujara. Y cuando vio a lo lejos dibujarse
los contornos de las murallas, perdió el conocimiento. Le aplicaron agua de rosas a la cara para reanimarlo y, lleno de alegría, entró en Bujara. Todos los que encontró le dijeron:
"¡No te muestres así! ¡El sultán te busca! ¡Quiere vengarse de ti, después de diez años! ¡En el nombre de Dios, no te arriesgues! Tú eras el amado del sultán, su visir, su consejero. Fuiste reconocido culpable y desterrado. Puesto que has escapado de esto, ¿por qué vuelves?"
El enamorado respondió:
"Estoy sediento. ¡Sé que el agua puede matarme pero, aunque mis manos y mis pies se inflamen, nada saciará la sed de mi fogoso corazón! Y a quien me pida explicaciones, responderé: "¡Lo que lamento es no poder beber el océano!"
Si el sultán quiere derramar mi sangre, gozaré como la tierra goza con la lluvia."
Y el enamorado fue a prosternarse ante el sultán, con los ojos llenos de lágrimas. El populacho se reunió, curioso por saber si el sultán iba a ahorcarlo o quemarlo.
El sultán mostró entonces a aquellos tontos lo que el tiempo revelará a los desdichados. Como las mariposas, se han precipitado hacia el fuego tomándolo por luz. Pero el fuego del amor no es como la llama de una vela: es una luz entre
las luces.

sábado, 6 de junio de 2015

VIGENCIA DEL PSICOANÁLISIS - NACE UN MARTES 6 DE MAYO DE1856 SIGMUND FREUD


A MAS DE 150 AÑOS DEL NACIMIENTO DE FREUD EL PSICOANÁLISIS SIGUE ESTANDO EN EL CENTRO DE LA ESCENA
De familia judía, hijo de Amalia Narhansohn y Jacob Freud, ambos nacidos en Tisménica una pequeña ciudad de 6000 habitantes, de la Galicia central (Polonia), en ese entonces con 21 y 40 años respectivamente
El fue el primer hijo del tercer casamiento de su padre Jaobo. Con un poco más de 3 años de edad se traslada junto con su familia a Viena 
Freud vivió en la capital del Imperio prácticamente toda su vida y sólo abandona Viena al trasladarse a Inglaterra en 1938, cuando los alemanes ya estaban en su ciudad, por la intervención de William C.Bullit, embajador de los Estados Unidos en París y despues en Berlín.
Viena, capital del gran y multiétnico Imperio Austro-Húngaro, era una verdadera usina cultural. 
Habitaban en ella personalidades revolucionarias como el propio Freud, los compositores Gustav Mahler y Arnold Schonberg así como los artistas plásticos Oskar Kkoska y Gustav Klimt. Se reformularán las propias tradiciones en diversas áreas y fundarán escuelas de pensamiento en varias de ellas, como Psicología, Historia del Arte y Música, en un intervalo de tiempo muy corto. Al  mismo tiempo, la sociedad vienesa pasó por una rápida e intensa transición política, caracterizada por el ascenso y caída del liberalismo burgués. En esa época, Karl Lueger comandabaun gobierno antisemita en Viena.
Freud estudia en la Facultad de Medicina de la Universidad de Viena en 1873 a los 17 años y recibe su diploma en 1881. Estos ocho años que pasó en la Facultad de Medicina cuando el curso podía haber durado cinco, no se debieron a que sus dones intelectuales fueses precarios, sino a sus distintos intereses los que lo llevaran a muchas actividades a las que no estaba obligado, inclusive a clases de filosofía, dadas por Brentano, Según él decía, la decisión por Medicina, fue tomada al oir una conferencia de Karl Bruhl sobre el poema de Goethe, "De la Naturaleza"

Lic.Lucía Serrano 

lunes, 1 de junio de 2015

CICLO DE MÚSICA Y POESÍA A CARGO DE LUCÍA SERRANO Y BÁRBARA TARQUINI




Ciclo de música y poesía


Ciclo de entrevistas a músicos y diferentes personalidades, a cargo de Lucía Serrano y Bárbara Tarquini. Una invitación a pensar la relación que vincula música y poesía, donde se podrán disfrutar recitados y canciones.
 
Miércoles 3 de junio - Tango
Invitado: Ricardo Acosta (primera voz en Musical Hear, cantante de tango).
 
Miércoles 1 de julio - Folclore
Invitado: Thono Báez (músico, compositor y poeta, declarado Persona Célebre por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires).
 
Miércoles 5 de agosto - Rock nacional
Invitado: Giusepe Poppuolo (saxofonista de Memphis la Blusera).