miércoles, 26 de mayo de 2010

LAS FOBIAS O MIEDOS

Las fobias son miedos. La psiquiatría clasifica las fobias, según el objeto que aparentemente provoca el miedo: claustrofobia: miedo a los espacios cerrados, hidrofobia: miedo al agua. Se trata de un miedo exagerado frente a algo que habitualmente no nos provoca ningún temor. Para el psicoanálisis lo importante no es tanto el tipo de fobia o el objeto frente al que se produce el miedo sino todo el mecanismo implicado en la enfermedad.

Las fobias clásicas, podríamos llamarlas así: fobia a las arañas, a los ratones, a las serpientes, a las tormentas, a la noche o a la oscuridad. Cosas que a todos nos intranquilizan un poco. O aquellas fobias que aparecen después de un accidente: por ejemplo, fobia a conducir después de haber tenido un accidente de coche, son más del orden de la histeria. El sentimiento predominante en la histeria es el asco. Por eso algunas personas, cuando se les preguntan por la fobia, dicen que es asco, por ejemplo: la fobia a las arañas, o a las cucarachas, como asco a las arañas o a las cucarachas.

Las otras fobias, a objetos inhabituales: por ejemplo, a los caballos, a los ascensores, a los transportes: el avión, por ejemplo, son verdaderas fobias, no son histerias.

El afecto predominante en las fobias, es la angustia. Todas las restricciones, las precauciones y las prevenciones del fóbico, son para evitar el ataque de angustia. Por ejemplo: tiene fobia a los espacios abiertos: agorafobia, y no sale de casa para evitar un ataque de angustia. El ataque de angustia, consiste en palpitaciones, sudoración, respiración acelerada, presión en el pecho y sensación de muerte inminente o miedo a volverse loco.

El miedo de las fobias nos parece irracional: ¿porqué tener miedo a los ascensores?, si no pueden hacerte nada. Si te quedas encerrado, llamas al timbre y te sacan, son frases que se le dicen al que tiene fobia a los ascensores para convencerle de la irracionabilidad de su miedo. La clave está en que el miedo no es a los ascensores, se ha producido un desplazamiento del miedo, que inicialmente era a otro objeto, a los ascensores.

Las fobias son muy frecuentes en los niños, y generalmente en la niñez, se curan sólo con el propio crecimiento, sin intervenciones exteriores. El niño pequeño encuentra en la madre su primer amor, y en el padre el obstáculo mayor para conseguir ese amor, es un competidor. El niño, además de amarlo tiernamente, también desea su desaparición, su muerte. Así que el primer miedo de los niños es al padre. ¿Qué me hará papá si se entera de lo que siento por mamá y que además, me gustaría que él se fuera?
Luego el miedo, es señal del deseo. Es porque deseo a mamá, que me da miedo papá. Pero como admitir que temo a papá sería admitir que deseo a mamá, el miedo se traslada a otros objetos, es decir, se desplaza. Ahora no tengo miedo a papá, sino que tengo miedo, por ejemplo, a los caballos. En realidad, por no aceptar el temor al padre, el fóbico termina teniendo temor, miedo de todo. Cuando el miedo no está en su lugar, se teme a todo.

El objeto que se elige para la fobia, no es un objeto cualquiera, tiene una íntima relación con la historia personal del fóbico. Por ejemplo: un niño que tenía fobia a los caballos, había jugado muchas veces a que el padre se arrodillaba en el suelo, como si fuera un caballo y el niño se montaba encima. Era, pues un animal que representaba al padre.

El objeto de la fobia de los niños es muy frecuente que sea un animal: miedo a los perros, a los lobos, a los leones. Esto es porque para los niños es menor la distancia entre los animales y los hombres, para ellos es más fácil tomar a un animal para representar a un humano. Hay muchas frases que equiparan a los animales con el hombre, cuando llamamos a alguien animal, o cuando le decimos: no seas burro, o te estás poniendo como una vaca, o como una foca, o estás fuerte como un toro...En todas esas frases, equiparamos al hombre con un animal, no es tan raro que el niño haga lo mismo en la fobia.

Además en todos ellos está en juego el miedo a ser mordido o comido por el animal objeto de la fobia.

Las fobias pueden ser muy incapacitantes para el que las padece: a veces no puede salir de casa, no puede trabajar para ganarse su sustento, de tal manera que queda en total dependencia económica. Los fóbicos cada vez limitan más su actividad cotidiana, para evitar el contacto con el objeto fóbico desarrollan todo una serie de conductas de evitación o precaución que los va encerrando dentro de una muralla cada vez más limitada. Por ejemplo, en la agorafobia, y en muchas otras fobias, terminan sin poder salir de casa o necesitan una persona que les acompañe a cualquier sitio, a la cual se la conoce como acompañante fóbico.

Las fobias son uno de los trastornos psíquicos más frecuentes. El fóbico en general tiene miedo a las personas, evita el contacto con los otros lo cual limita su vida social de manera muy importante.

Y si el paciente no puede salir de casa, puede comenzar su psicoanálisis por teléfono o por Internet y en cuanto se restablezca y comience a poder salir de casa, puede si quiere, ir a la consulta del psicoanalista.

jueves, 6 de mayo de 2010

LA APATIA ANALITICA O EL AMOR DE TRANSFERENCIA

A los próximos posibles lectores de este nuevo blog al que me insistieron
para que pueda tener un espacio dedicado a la teoría y práctica del análisis.
El amor de transferencia, descubrimiento que hace Freud en la situación analítica es equiparado al verdadero amor, pero diferenciado de éste por la posición del analista frente a su paciente, posición asimétrica que le permite ser colocado en el lugar de supuesto saber.
En la transferencia se dan dos vertientes: una relacionada al amor-pasión,de la que dice Lacán: "Es así como, desde siempre, la cuestión del amor de transferencia ha estado ligada, demasiado estrechamente, a la elaboración analítica de la noción de amor. No se trata del amor en tanto Eros- presencia universal del poder de vinculación entre los sujetos, subyacente a toda la realidad en la cual el análisis se desplaza, sino del amor-pasión, tal como concretamente lo vive el sujeto, y otra dirigida al saber inconscinte, ambas, dependiendo de la posición que adopte el analista, podrán llevar a la cura analítica
En la transferencia es lo afectivo lo que permite colocar a alguen en la posición del sujeto supuesto saber, en tanto amar es suponer un saber. Pero no es lo mismo ocupar la posición del amado que la posición del amante. El primero, busca la satisfacción y quiere que lo amen de forma incondicional, es el demandado que desde una posición pasiva pretende capturar al otro dentro de si en medio de una relación imaginaria, es lo que denomina Lacan, el amor-pasión. El amante busca en el amado aquello que le falta y supuestamente el otro tiene, ubicándose en la posición de sujeto deseante".
De acuerdo a la posición asumida por el analista, es decir, el manejo dado a la transferencia es que podrá darse un acceso a la transferencia simbólica, en la cual este deseo del analista va en contravía a la satisfacción directa de la demanda de amor. El analista, no responderá en términos de saber a la demanda, sino de verdad.
Esta no respuesta a la demanda, enfrenta al sujeto a una vrdad que le es devuelta y que pone límite a sus efectos de significación.
Esto conlleva a que se coloque a ese otro en falta, lo que posibilita que el analista caiga en ese lugar de saber dándose un desplazamiento de la suposición del saber al ser del sujeto.

Lucía Serrano