viernes, 26 de febrero de 2016


“Análisis Terminable e Interminable”:

                                                          “Oscilo entre lo que yo soy y lo
                                                           que habré de ser” – M.O.MENASSA  

                               “Publicaré para tomar notas del fin de mi desierto”
                          LACAN “Poubellicatión” (basurero, olvido, publicación)

Freud en “Análisis Terminable e Interminable” abre paso a una comprensión contemporánea del análisis como un proceso de construcción narrativa que no tiene fin. Este trabajo de Freud de 1937 configura un legado testamentario que implica al menos tres conceptos cruciales para la conducción de la cura psicoanalítica, a saber:
a)   El abandono de toda ominipotencia terapéutica, en aras del reconocimiento de que en el análisis se trata de agotar todas las instancias de la impotencia (síntomas, inhibiciones, trastornos caracterológicos, etc.) para llevar al sujeto al límite mismo de toda imposibilidad, esto es, a una normalidad que supone el reconocimiento de la división subjetiva. Analizar  implica dice Lacan “producir lo incurable” en términos de aceptar la castración, dado que la normalidad consiste en asumir a ésta sin síntomas, pudiéndose en este caso suturar sin obturar la escisión del yo o en el proceso defensivo con exclusivas producciones sublimatorias.
b)   Esta operación de aceptación del límite mismo se produce de modo diferencial en función de la operación masculinidad-feminidad. Así el hombre se resiste en forma desafiante o resignada a aceptar la dependencia y la pasividad masoquista frente al padre, lo que supone una posición resistencial inevitable, la que suele derivar en reductos paranoides post-transferenciales, en ingratitud, en abandonos prematuros de la cura, o en síntomas residuales que pueden carecer o no de toda significación clínica. Pero sea como sea, el destino de un análisis, lo que queda claro es que la fuente última de toda resistencia transferencial en el hombre adquiere el modo del rechazo y la atracción ambivalente a la sumisión masoquista frente al Padre y la religión en el amor al Padre Eterno.
c)   La apuesta freudiana es fuerte: se trata de ir más allá del amor al Padre, fundando una ética de la responsabilidad ajena al registro de la culpa. Se trata como dice Lacan, de prescindir de él, sacrificando pues la tentación de toda ofrenda sacrificial masoquista a Él.
                         


No hay comentarios:

Publicar un comentario